Bogotá volvió a vibrar con Rock al Parque, el festival gratuito más importante de América Latina. En su edición número 29, reunió a más de 253 mil personas durante tres días de música, diversidad y resistencia bajo la lluvia.
Del 21 al 23 de junio, el Parque Simón Bolívar fue escenario de potentes presentaciones internacionales, momentos históricos protagonizados por agrupaciones nacionales, mejoras logísticas y, sobre todo, una notable presencia de público joven que refrescó el espíritu del evento. Esta es una mirada a lo que dejó el festival en sus tres jornadas cargadas de sonidos extremos, memorias vivas y nuevas audiencias.
Sábado 21 de junio: metal, teatralidad y contundencia escénica

La jornada de apertura de Rock al Parque 2025 estuvo dedicada a los sonidos más extremos del metal y otras vertientes del rock fuerte. Desde temprano, agrupaciones nacionales como Herejía, Mortalem y Dead Silence abrieron cada una de las tarimas, dando un arranque sólido al día.
Aunque para algunos faltó un gran acto de cierre, la jornada se destacó por su nivel artístico y la variedad escénica de sus propuestas.
En la escena internacional, Belphegor (Austria) ofreció uno de los shows más intensos. Su presentación estuvo cargada de teatralidad oscura y precisión sonora, fiel a su propuesta de black/death metal.
Desde México, Cemican protagonizó una puesta en escena impactante. Integró ritualidad, estética prehispánica y una profunda carga simbólica y cultural, convirtiendo su show en una experiencia multisensorial.
Desde Brasil, Black Pantera sorprendió al público bogotano con un show enérgico, directo y con un fuerte mensaje contra el racismo y la exclusión. Más tarde, el Escenario Bio cerró con A.N.I.M.A.L., banda argentina que regresó a Rock al Parque con una mezcla de clásicos contundentes y nuevos sonidos cargados de mensaje y potencia.
Hirax aportó uno de los momentos más vibrantes del día. Su conexión franca con el público y su energía desbordante sobre el escenario destacaron en la jornada.
El cierre en una de las tarimas principales estuvo a cargo de Dismember, pioneros del death metal sueco. Ofrecieron un show crudo, poderoso y muy bien recibido por una audiencia fiel al género extremo.
En el plano nacional, hubo un papel destacado para bandas de gran trayectoria como Reencarnación, Tenebrarum, Sin Pudor, Somberspawn y Polikarpa y sus Viciosas. Sus actuaciones recordaron la riqueza del rock colombiano, desde el punk hasta lo experimental, con propuestas cargadas de historia y mensaje.
El clima también acompañó. La primera jornada transcurrió sin lluvias, lo que permitió al público disfrutar plenamente de cada presentación.
Domingo 22 de junio: diversidad sonora bajo la lluvia

El segundo día de Rock al Parque 2025 estuvo marcado por una lluvia constante que acompañó casi toda la jornada. A pesar de las condiciones climáticas, el público asistente se mantuvo firme, armado con impermeables, botas y una actitud resiliente que ya es característica del festival. Las agrupaciones, por su parte, continuaron sus presentaciones sin contratiempos, adaptándose con profesionalismo y entrega.
La jornada abrió con talento distrital a cargo de Urdaneta, Bat Habitat y Ya No la Tengo, tres agrupaciones bogotanas que dieron inicio al día con propuestas frescas y sonoridades que exploraron desde el indie rock hasta matices más experimentales, marcando un inicio diverso y representativo de la escena local.
La programación del domingo apostó por la integración latinoamericana, el diálogo de géneros y la conexión con el idioma común. Entre los momentos destacados estuvo la presentación de Los Rabanes (Panamá), que con su fusión de ska, rock y reggae encendieron al público con un repertorio lleno de ritmo y mensajes caribeños. También participaron Piel Camaleón, agrupación colombiana que mezcla pop alternativo con influencias del funk y la electrónica, y Los de Abajo (México), quienes ofrecieron un show festivo con invitados nacionales, consolidándose como una de las presentaciones más celebradas del día.
Desde México también llegaron Allison, con su característico sonido pop punk que conectó especialmente con los públicos más jóvenes, y Descartes a Kant, quienes aportaron una puesta en escena teatral y sonora difícil de clasificar, entre el noise rock, el avant-garde y la performance.
El cierre del domingo estuvo a cargo de Los Cafres, banda argentina de amplio recorrido en la escena del reggae latinoamericano. Aunque interpretaron varios de sus temas más emblemáticos y contaron con una base fiel de seguidores entre el público, su presentación careció de la energía y conexión necesarias con la audiencia que, pese a la lluvia persistente, se mantuvo firme hasta el final de la jornada. Fue un cierre correcto, pero sin el impacto emocional o escénico que otros actos lograron durante el festival. (Al menos fue nuestra sensación).
Lunes 23 de junio: clásicos, sorpresas y cierre por todo lo alto

El lunes, también con lluvia intermitente, ofreció una jornada diversa en estilos y con momentos inesperados que dejaron una buena impresión.
Desde Bogotá, Don Tetto celebró su trayectoria con una presentación potente y muy bien producida. La banda sorprendió al público al incluir un grupo de mariachis en escena, gesto que despertó una gran ovación y que reflejó la capacidad del rock colombiano para reinventarse con humor y cercanía.
El día también estuvo marcado por presentaciones cargadas de energía y contenido social. Desde Medellín, Grito ofreció un show intenso y directo que reafirmó la fuerza del hardcore colombiano, mientras que los capitalinos K93 aportaron con su propuesta de ska-punk una dosis de irreverencia y crítica que conectó con los públicos más jóvenes.
La presencia internacional continuó con The Monic, agrupación de São Paulo liderada por mujeres, que trajo una propuesta de rock alternativo con enfoque de género y letras sociales que resonaron entre la audiencia. Por su parte, Madball, icónica banda de hardcore neoyorquino, ofreció uno de los sets más potentes de la jornada, consolidando una tarima cargada de adrenalina y actitud callejera.
Uno de los momentos más celebrados del día fue la presentación de El Gran Silencio (México), que encendió la tarima con su inconfundible mezcla de cumbia, rap y rock. Su show fue una fiesta que hizo bailar incluso bajo la lluvia, y demostró por qué siguen siendo referentes de la fusión latina.
También se vivió un momento de memoria y legado con el regreso de La Derecha, agrupación histórica que participó en la primera edición del festival en 1995. Su presentación fue una mezcla de memoria y actualidad, y un repertorio que dialogó con la historia del rock en español.
El cierre del festival estuvo en manos de El Cuarteto de Nos, banda uruguaya que llenó la tarima principal con letras afiladas, una ejecución impecable y una conexión genuina con el público. Fue un final vibrante y contundente, que cerró con altura una edición cargada de contrastes.
Logística, emprendimiento y renovación del público
A nivel organizativo, el festival mostró avances importantes. La zona de emprendimientos, reubicada más cerca de las plazas principales, logró mayor circulación y visibilidad, beneficiando a los emprendedores participantes. La logística general, los accesos, el cumplimiento de horarios y la respuesta ante las lluvias también fueron aspectos destacados por los asistentes.
Aunque la asistencia general fue menor en comparación con ediciones anteriores —posiblemente por la dispersión de géneros o por la falta de ciertos nombres de gran convocatoria—, se destacó un fenómeno clave: la fuerte presencia de público joven. Nuevas generaciones se sumaron activamente al festival, descubriendo sonidos, conectando con propuestas emergentes y apropiándose del espacio con entusiasmo y respeto. Este recambio generacional es una señal positiva para el futuro del festival y para la vitalidad del rock como expresión cultural en Bogotá.

Un evento gratuito que sigue transformando la ciudad
Con más de 253 mil asistentes, 56 agrupaciones nacionales e internacionales y una programación diversa, Rock al Parque 2025 ratificó su importancia como espacio cultural gratuito, plural e inclusivo en Bogotá.
Entre propuestas emergentes, regresos históricos, apuestas internacionales y una respuesta activa del público, el festival dejó claro que sigue siendo mucho más que un evento musical. Es un punto de encuentro para las culturas urbanas, una plataforma para el talento local y una fiesta que, incluso bajo la lluvia, sigue resonando en el corazón de la ciudad.
Foto de portada de Juan Cruz – Idartes
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Marla Ardila
¡Bienvenid@s a mi mundo! Soy una apasionada de la música, los conciertos, los libros y los cómics. Como Líder de DC Fans Colombia y CEO de Konvexa Digital, fusiono mi amor por el marketing digital y el diseño web con el rock.